Lo más duro de perder a alguien es conocer cuán hipócrita es esa persona. La horrible sensación de llegar a pensar que estuvo fingiendo todo el tiempo con vos, y cuando se termina todo, se muestra realmente como es. Una decepción.
Pero, a pesar del dolor, de pasarla mal, de no poder disfrutar como quisieras las cosas buenas que te pasan por pensar en esa persona, como muchas cosas en la vida, esto sirve para aprender. Para ser más despierto, más fuerte. Para aprender a tener cada vez más cuidado con las personas que dejas que te toquen, que te hagan sentir.
Aunque te diga viví, que está vida es una sola, disfrutá, hacelo con cuidado. Porque las personas te cambian. Te condicionan. Y de verdad esta vida es una sola, no dejes que te hagan pasarla mal, que seguro tenes suficientes razones para estar bien. Experiencias personales...