Mi mamá cometió muchos errores. Hizo cosas muy cuestionables como tutor. Nos mandó a terapia a mis hermanas y a mi porque vivió una relación espantosamente tóxica y violenta a la que nos arrastró muchos años.
Pero, luego entendí que solo repitió un patrón.
Fue una niña huérfana de madre, su padre no se preocupó jamás por nada. Y mis bisabuelos la criaron con sus ideas de 1910 (si porque mis abuelos nacieron en ese entonces). Creció en un rancho, sin saber lo que era comer bien, sin zapatos nuevos, con ropa usada, comiendo solo frijol y arroz. Creció sin saber lo que era festejar un cumpleaños, lo que era tener un juguete, lo que era ser una niña porque tuvo que aprender a muy temprana edad a cuidarse por si misma y a atender a los mayores.
Fue una niña sin amor, ¿Cómo diablos iba a darlo? ¿Cómo diablos iba a saber cómo recibirlo? Entonces buscó lo que conocía, un hombre maltratador y psicópata.
Sin embargo su historia no quita las carencias que nos dejó. La ruina que hizo de nuestras emociones.
Ya llegué a un punto en que reprocharle sus errores no me hace sentir mejor ni peor (si, muy al estilo de Francis de Malcom) Pero no quita que haya heridas, llagas y cosas que estoy resanando hasta con bondo (terapia).
Pero créanme que, a pesar de todo eso...yo la amo y hubiera querido que su vida fuese diferente.
Hubiera querido que la trataran bien. Que le dieran amor.
Solo hay que romper ese patrón.
Eso intento con mi hijo.