El lugar estaba a oscuras, lo poco que se podía ver atravez de la luz de la luna era las paredes rayadas con spray fosforescentes, la sala mitad cocina estaban polvorientas y la mesita de noche estaba tirada en un rincón junto al bote de basura que parecía contener cigarrillos junto con una montaña de papeles usados. Realmente asqueroso, tal vez eso era lo que olía a a quemado pero el lugar en si era un asco, suerte que el lugar no eran cenizas de tanto que sufrió su pobre casita humilde.
“Espera… mi habitación…”
Estando más de cerca, una mezcla de voces y alboroto sonaba detrás de la puerta de su habitación.”Quien sea que estaba ahí tendrá que abandonar la casa” y aunque sus voces sonaban algo familiar no podía conectarlo a una persona en específico sabiendo que parece ser que no es solo una sino dos personas.
“Te pierdes toda la diversión deberías aprender de mi. Un golpe y lo dejas inválido.”
“¿Donde olvidaste el cerebro? Es cuestión de lógica.” Su voz sonaba agotada y luego un suspiro se escuchó. Parecían discutir sobre algo que no alcanzó a a escuchar.
Delincuentes?
Mafiosos?
Vagabundos?
Sacó su celular viendo la hora, exactamente las 9:43 pm. “Quieren adueñarse de mi casa, como es posible que nadie haya llamado a la policía” pensó angustiado.
La luz que se filtraba por debajo de la puerta y la cerradura llamó su atención, curioso se asomó a la cerradura y…
“Entiende, si vas e inicias una guerra ellos-“
“Ellos contra mi solo”intervino y sonrió fanfarrón aquel tipo mientras lanzaba su cigarrillo por los aires. Parecía ser el que había tirado los cigarros en la basura… o tal vez no.
“Hijo de perr4 déjame al pecoso engreído a mi y quédate con los vejestorios esos, me importa una mierd4 lo que hagas con los demás” exigió irritado otro hombre que llevaba el uniforme escolar, parecía más serio.
Y había uno último que estaba dándole la espalda.
Y ese tipo… todos ellos… tenían algo en común…