—Ay, Beau —me acarició delicadamente la mejilla con las yemas de sus dedos. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo ante ese roce fortuito—. Beau, no podría superar hacerte daño. No sabes cómo me ha torturado —fijó su mirada en el suelo, nuevamente avergonzada— la idea de verte inmóvil, pálido, helado… No volver a ver cómo te ruborizas, no ver jamás esa chispa de intuición en los ojos cuando sospechas mis intenciones… Sería insoportable —clavó sus hermosos y torturados ojos en los míos—. Ahora eres lo más importante para mí, lo más importante que he tenido nunca.
This uwu~