He descubierto algo curioso en la vida: cuando lanzas algo sin fe, como quien deja caer una piedra al río pensando que no hará ruido, termina levantando olas. En cambio, cuando caminas con expectativas brillando en la frente, la decepción suele esperarte a la vuelta. Quizá la clave sea no tejer ilusiones; así, si el fracaso llega, no duele… y si el triunfo aparece, lo celebras como un regalo inesperado. Cosas de la vida