Sí, sí. Pensé que, entre nosotros, esa regla no aplicaba, ¿o acaso no sabes que yo contigo soy transparente? Te sabes todos mis secretos, incluso los que no te he contado. Es como sí vivieras en mi cerebro. Muy gracioso, Severus, y te merecías ese golpe. ¿Salvaje? ¡No seas tan llorón! Un golpecito en el hombro no te va a matar, Albus, te lo prometo, y sí de alguna manera te hace daño a largo plazo, le diremos a Leoni que te cure– quedarás como nuevo, ¡o hasta mejor! ¿Nunca de mí? ¿Lo prometes? Porque odiaría enterarme que te estás escondiendo de mí también; nunca tendrías porqué esconderte de mí. No te disculpes, exageré algo, pero solo te dejé de ver por un segundo y... Sé que ya estamos bien, pero a veces me asusta que volvamos a estar como antes. Ya sabes... Alejados. ¡Ah! No, nada importante, solo quería ver dónde estaba mi mejor amigo porque, curiosamente, me gusta pasar tiempo con él aún sí no estamos haciendo algo tan interesante, ¿lo puedes creer? El pasar tiempo contigo, hasta respirando juntos, es suficiente para mí. Y ambos sabemos que soy yo la que llevaría la correa, Al, no hace falta mentirnos a nosotros mismos, aunque la negación es la primera etapa.