Theo.

No digas eso, no otra vez. Siento que esto ya lo he vivido y honestamente, no quiero. ¿De qué hablas...? ¿Una buena mujer? Aubrey, ¿a qué te refieres? Eres una buena mujer, por supuesto que lo eres. Soy feliz contigo, no sé cuántas veces tengo que decirlo, pero voy a repetirlo hasta que se te grabe en la cabeza. ¿Tener mis hijos? ¿Eso significa que...? Oh. Aubrey, me da igual. Me da igual si no puedes tener hijos, eso no condiciona mi felicidad en absoluto. Podemos... Hay muchas alternativas, ¿lo sabes? Y aún somos jóvenes, ni siquiera hay porqué pensar en eso. ¿Has pasado por eso tú sola? No es justo que hayas pasado por algo así. 

No, no me lo merecía. Pero tú tampoco te merecías muchas de las cosas que yo he hecho, así que estamos en paz. Está bien, pero por favor, Aubrey, no hagas eso otra vez. No me dejes ir. Soy feliz contigo, y me gustaría cumplir todas mis metas a tu lado. No te detesto, no sería capaz.

Depende de lo que quieras decirme. ¿Qué ocurre? Estás equivocada si piensas que te odio, pero adelante, te doy tu oportunidad.

Incluso las personas fuertes tienen permitido derrumbarse de vez en cuando, ¿lo sabes? —Dejó un beso en su cabeza. Quería transmitirle que con ella a su lado, daba igual que todas las cosas fallaran, porque las arreglarían juntas—. Tenías un motivo para hacerlo, estoy segura de que si se lo explicas, lo entenderá. De verdad, Brey, habéis nacido para estar juntos. Y estoy segura de que estará en casa aburrido esperando a que se le presente la oportunidad de que vuelvas a su vida. Mira, haremos algo. Yo traté también injustamente a Ethan, y honestamente pienso que lo último que se merece es que vuelva a pasarlo mal por mí, pero si quieres hablarle para que venga, yo hablaré con Theo para que haga lo mismo. ¿Qué me dices? Así las dos resolveremos eso.

Y tú podrías haber muerto también. Es incluso peor, porque perdiste a alguien. —Se sentó a su lado y pasó un brazo por sus hombros—. Lo siento, es lo que siempre digo. Bien, acepto. Aunque pensaba que ya estábamos casadas. —Se permitió bromear también, pero en cuanto vio a su amiga bajando la mirada, supo que necesitaba ayudarla—. Brey, Theo está loco por ti. Siempre lo ha estado. Hay más alternativas a parte de tener hijos biológicos con las que no tendrías que ponerte en peligro. ¿Por qué no lo intentas? Te estás privado de una persona que te hace feliz. Y tú le haces feliz a él. —Era la verdad. Les había visto en multitud de ocasiones, y tan solo por sus miradas podía confirmar que el cariño que se tenían era real, era sincero—. ¿Con otra? Nadie podría quererle como tú. 

Claro que lo tuyo importa, Aubrey. Es muy importante, de hecho. ¿Cómo estás? Dios mío, ¿cuándo pasó todo eso? —La observó, y fue incapaz de entender cómo la vida podía ser tan cruel con alguien tan bueno—. Oh, esto. —Dijo, refiriéndose a los moretones. Apartó el brazo y volvió a agarrarse la manga—. Me caí. —Ya era algo sistemático, el mentir a cada persona que le preguntaba o que la veía, pero supo que la rubia no la creería—. No, yo no... No quiero ser una carga para ti. No quiero invadir tu espacio cuando a lo mejor lo que necesitas es estar sola, o estar con otra persona. ¿Por qué no hablas con él? Ambos os necesitáis. —Sonrió débilmente al notar el beso en la frente y el abrazo—. Le dije cosas horribles, Brey. No sé si podré mirarle a los ojos.

¡No estaba en mi casa porque el hijo de puta de mi novio me tenía encerrada en la suya! —Le gritó, con las lágrimas a punto de resbalarse por sus mejillas. Con cada palabra que decía, se le olvidaba agarrarse las mangas de la chaqueta para que no se le vieran las heridas—. ¿Y tú sí tienes idea de lo que dices? ¡Hablas sin saber! ¡Hablas sin saber y no puedes echarme la culpa de...! —Se calló de repente al escucharla. Dejó de importarle la discusión que estaban teniendo durante un momento, y las lágrimas finalmente cayeron—. Espera, ¿qué? ¿Tú... estuviste embarazada? —Un gran sentimiento de culpabilidad empezó a inundar su pecho, pues no había sido capaz de estar ahí para ella, para su mejor amiga—. Lo siento, Aubrey. Siento mucho que hayas tenido que pasar por esto sola. —Dijo con sinceridad, poniendo su mano en el hombro de ella, en un gesto reconfortante—. Lo siento. 

Ah, genial, ¿así que esto es lo que buscas? ¿Una pelea? Bien. Solo estaba preocupada por ti, imbécil. Y me resulta gracioso que me digas todo eso porque tú fuiste la primera que dejó de llamarme cuando desaparecí. Si tanto te importo como dices, ¿por qué no fuiste a mi casa a comprobar si estaba bien cómo estoy haciendo yo ahora? Te daré yo la respuesta; porque no te importa nadie excepto tú misma. Y por eso ya no estás con Theo. Ese es tu maldito problema.

Aubrey, ey. No nos hemos visto mucho últimamente pero estoy preocupada por ti. He leído cosas en la prensa y no sabían si eran verdad y tenía que asegurarme de que estabas bien. 

—Aunque sorprendido por la acción ajena, correspondió con ganas al beso, con la misma desesperación que la contraria, pues hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que la necesitaba. Sus labios encajaban como piezas de un rompecabezas, y su mano fue a parar a la cintura de la rubia, a la vez que profundizaba el beso—.