¿Ah, sí? ¿Te gusto yo y cuántas más? Vamos, dilo, haz la lista completa, porque hasta donde sé, no soy la única que se tragó tu cuento. Velma, Maddie, Cindy… ¿cómo se llamaba la otra idiota que me falta? Ah, da igual, ni merece que recuerde su maldito nombre. Supongo que el apodo de rompecorazones no está de adorno; bien merecido lo tienes. Porque anoche, vaya que le hiciste honor. Mejor cierra la boca, si sigues con esa actitud y endulzando cada palabra, me va a costar mucho continuar resistiéndome.