Siendo la menor de la familia, Hyacinth Greengrass llegaría al mundo mágico un siete de agosto, creciendo en el seno de la familia Greengrass. La rubia fue criada con la filosofía de la supremacía de la sangre pura, durante toda su infancia, se había hablado firmemente con ella y la importancia que tenía del juntarse con la gente equivocada. Aunque Hyacinth, no veía nada de malo estar con otro tipo de personas, ya sean sangre mestiza o nacidos de muggles. Esa fue una de las principales razones por las que, siempre tuvo roces y discusiones con sus familiares, sobre todo, sus padres.
Hyacinth no apoyaba del todo los ideales de los sangre pura, siendo una persona diferente, por lo que, muchas veces en su cabeza, se cuestionó de si era digna de ser llamada una Greengrass. Desde pequeña, deseo y anhelaba ir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; uno de sus sueños más grandes, era entrar a Slytherin, pues creía que así, de alguna manera podría llevarse mejor con toda su familia. Pero las cosas no salieron tan cual ella esperaba, pues la ojiverde terminó clasificando en la casa Gryffindor, siendo una noticia poco grata para sus progenitores y hermanas. El resto de su primer año en Hogwarts, su mente daba vueltas, pensando en que definitivamente, no era digna de formar parte de su familia.
