—Las mejillas de Agustine se enrojecieron por la cercanía que ambos estaban tendiendo. No podía evitar volver a sentirse como es adolescente que estaba perdidamente enamorada de él, sentía que las cosas entre ambos nunca hubieran cambiaron a pesar de haber estado tanto tiempo separados. Los besos del uruguayo aún estabam impreganados en la piel de la joven como si hubieran sido recientes. Y ahora, escucharlo rogando por otro beso más hizo que Agustine no pudiera resistirse más.— Como si me dejaras otra opción, Enzo — Murmuró sintiendo la respiración del hombre enfrente de ella, una de sus manos subió hasta su pecho antes de acercar sus labios por completo con los de Enzo.—