— no negó en ningún momento las acciones de su contraria ya que en cierto punto anhelaba aquel contacto, así que sin más cuando esa tan suave textura se posó sobre sus labios no le fue para nada difícil corresponder al instante, dejando que sus párpados cayeran de a poco hasta por fin cerrarse entregándose por completo a ese momento, entre un pensamiento vano coloco sus manos en las caseras de la pelirroja acariciando la zona entre armoniosos movimientos circulares, ejerciendo cierta presión en ellos aunque no la suficiente como para provocar algún daño. —