Ambas terminaremos llorando, nos conozco y tu mamá también se nos unirá al llanto grupal. Nada de decirle a tu tía que dije groserías, menos las que digo en casa contra los hombres que manejar los asuntos de Quidditch. Qué estúpidos son. Todas somos unas reinas y el que se atreva a contradecirlo, se ganará unas buenas patadas. No me lo recuerdes, aún tengo pesadillas con eso y he estado recordándote continuamente. ¡Claro que sí, amor! Te daré el abrazo más grande, repleto del amor que te tengo y el orgullo que me generas.