SoyLeightonGromov
Sí.
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Leighton se quedó observando en silencio mientras Karma guardaba rápidamente varios objetos en un bolso. Reconoció el brillo de los fajos de billetes y el destello metálico de una pistola. Pero lo que realmente le enfureció fue ver los paquetes de droga. No era sorpresa para él; sabía que el mundo de Karma era complicado, que dejar sus viejos hábitos no sería tan simple como ella le había prometido. Pero eso no disminuía su enojo.
Apretó la mandíbula y respiró hondo, tratando de controlar su rabia antes de hablar. Sabía que explotar no serviría de nada, pero no pudo evitar que su tono fuera cortante.
—¿En serio, Karma? ¿Esto es lo que significa tu promesa? —Su voz era baja, contenida, pero cargada de decepción. —Sabía que esto no iba a ser fácil para ti. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo vuelves a lo mismo de siempre. ¿Te importa tan poco lo que me dijiste? — qLa miró con dureza, su enojo en cada palabra. Había aceptado muchas cosas por ella, pero esto cruzaba un límite que él pensaba que ambos habían acordado no traspasar.
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Leighton la miró fijamente, sintiendo cómo la rabia y el dolor se mezclaban con algo más profundo en su pecho. Mientras ella seguía golpeando su pecho, sus ojos Ilenos de lágrimas y furia, él no pudo soportarlo más. Sin decir una palabra, tomó sus muñecas con firmeza, inmovilizándola suavemente, impidiéndole que lo golpeara. Karma intentó zafarse, pero Leighton mantuvo su agarre, sin dejarla escapar. La intensidad de su mirada, profunda y dolorosa, dejó en claro todo lo que sentía sin necesidad de palabras. En ese instante, el espacio entre ambos se llenó de una tensión innegable, una mezcla de frustración, amor y desesperación que ninguno de los dos podía ignorar. Sin soltar sus manos, Leighton la acercó hacia él
presionó sus labios contra los de ella, en un beso largo y lento, cargado de todo lo que no había podido decirle. Era un beso que contenía tanto reproche como consuelo, tanto amor como dolor.
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Se detuvo, observándola al escuchar la pregunta. — ¿Que si te amo? No lo sé, Karma. Pregúntale a Makston, que vió como no dormía por días tratando de encontrarte cuando me dejaste. O a mi papá, que me vió tirado en el suelo preguntándole si yo tengo algo de malo o por qué me abandonaban todas las personas que quería. Puedes preguntarle cualquier mierda a quien quieras, si no crees que te amo es que verdaderamente estás ciega. Estoy haciendo esto por tí, porque quiero encajar en tu mundo para que no me dejes otra vez, pero si vas a mentirme cada que tengas chance, no me parece bien. Y lo peor es que aunque no esté bien, sabes que me voy a quedar contigo... esperando y rogándole a Dios que tú también lo hagas. — Limpió un poco del polvo que había caído en su camisa de lino, y salió de la habitación.
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Leighton se quedó mirándola, todavía alterado, aunque el dolor comenzaba a mezclarse con su enojo. Al ver cómo Karma vaciaba las bolsas de cocaína por la ventana, no sintió alivio; en su lugar, una oleada de frustración aún más intensa lo invadió. ¿Por qué tenía que llegar a esos extremos para demostrar algo que ya deberían haber dejado atrás?
Cuando ella se acercó y lo retó con esa pregunta, su mandíbula se tensó. La ira aún latía en él, y aunque sentía algo de culpa, su frustración era mucho más fuerte. —¿De verdad piensas que es tan fácil? —respondió con dureza, su voz apenas controlada—. ¿Qué simplemente vaciar unas bolsas va a borrar todo lo que esto significa? ¿Que me lo vas a mostrar como si fuera una especie de sacrificio, esperando que me sienta culpable?
Respiró hondo, tratando de contener la mezcla de emociones que lo invadía. Sentía cómo el peso de todo lo que habían pasado se acumulaba en su pecho, y aunque quería abrazarla, el enojo seguía allí, clavado como una espina. —Karma, no quiero que tires todo solo por mí, como si esta relación dependiera de una prueba momentánea. Esto no debería ser algo que hagas en un impulso. Dijiste que ibas a dejarlo porque querías estar bien… y ahora me sales con que es solo para que te crea. —Pasó una mano por su cabello, claramente alterado—. ¿Hasta cuándo va a ser así? ¿Hasta cuándo voy a tener que dudar de si de verdad estás comprometida a dejar esto atrás?
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AMIGA HACEMOS Q NIKOLAI LES DICE Q SE VAN A IR A OTRO PAÍS? a rusia a visitar a sus abuelos y de paso ahí deciden quien va a ser la cara de la mafia
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pero se supone q la mafia elige a su heredero por quien lo hace mejor tipo no es por herencia
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Con el cabello revuelto, cara de recién levantado y un aspecto que gritaba "¿para qué desperté?", Gromov se encontraba en la cocina de los Kurnikova, sirviendo un vaso de leche fría. Una persona normal hubiera preferido un café, pero a Leighton le disgustaba tal cosa.
Tomando del vaso de vidrio, se dispuso a caminar hacia la puerta principal, con unas pijamas azules oscuras y unas pantuflas blancas, pues había escuchado el sonido del niño del periódico hace rato, y no había cosa que lo entusiasmara más que leer las noticias del día, por lo que abrió la puerta, pero en vez de encontrar el periódico, bajó la mirada, topandose con una ramo de flores blancas, a lo que las recogió y observó detenidamente, a ver si encontraba algo.
"Sé dónde estás" Resonó es su cabeza aquella nota escondida entre las flores, escrita con una letra temida y familiar, a lo que después de mirar a su alrededor, aterrado, cerró la puerra fuertemente y se apresuró a su dormitorio, donde sacudió a una pelinegra aún dormida rápidamente. — Karma. Karma, van a bombardear la casa. ¡Karma, mira! — Decía con una desesperación ridícula mientras la sacudía, para después darle la nota junto con las flores.
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REAL HASTA LA MUERTE BRRRRR
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Y HACEMOS Q SE ENTRA ASÍ DE GOLPE A LA CASA Y CIERRA CON LLAVE Y VA A DESPERTAR A KARMA RE PANIQUEADO
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HOLA, HOLA, HOLA.
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Sí, es cierto. Pero que puta pereza me da pelear de nuevo. A menos que termine como terminó la vez pasada...
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No, olvídalo. Hoy en la madrugada ví a un gato asomándose por la ventana, si adoptamos peces se los va a comer.
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Hola PILAR
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TAMBIÉN CUANDO RAFE MATA A PETERKIN lo único que piensa ella es "se van a ensuciar mis zapatos de sangre"
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Un rubio con estatura alta, la cual destacaba entre la multitud, se encontraba cerca del área de la piscina, charlando con unos de sus amigos españoles, hasta que todos lo dejaron cuando aquella castaña se le acercó más de lo que quería, y él solo aclaró su garganta mientras desviaba la mirada. "¿Que haces, lindo?" Preguntó ella, y él solo la miró con indiferencia. — Buscando a mi novia. — Contestó con frialdad, tratando de irse, pero ella le bloqueaba el paso. Acorralado, notó como aquella rusa los miraba con furia y unos ojos que aún no conocía. — Quítate, quítate. — Ordenó, presentía que algo malo se venía y cuando su pareja llegó, él la miró con una expresión tan obvia que solo falta escribir un "Ayúdame" en su frente.
Notó cómo Luka se acercaba, tratando de tranquilizar a la pelinegra, cosa que fué en vano y luego observó cómo de un solo jalón de cabello logró arrastrarla, y atónito, decidió que era mejor no decir nada. A lo lejos vió a Mikhail con un chica, a la cual dejó una vez vió la escena y se apresuró a seguirlos.
Una vez fuera, abrió sus ojos como platos al ver el impacto de la castaña contra la ventana, y se acercó a ambas. — Kar, ya está. — Dijo envolviendo su brazo alrededor de su hombro y alejándose de la mujer en el suelo. — Fue ella, te juro que yo ni siquiera le hablé, lo prometo. Sabes que no quiero a nadie más que a tí.
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Rió con ella y cuando finalmente logró recuperarse, suspiró y miró al mar. — En mi familia somos solo tres. Makston, mi papá y yo. Mi mamá nos dejó cuando yo tenía doce años. Creo que fué una de las pérdidas más dolorosas para mí. Recuerdo que esa noche me cantó hasta dormirme, y cuando desperté, ella había recogido sus cosas, y nunca más la volví a ver. Mi papá siguió adelante con nosotros y nos convertimos en lo que somos ahora. Makston está comprometido con su novia, y mi papá consiguió una esposa, era el único que no tenía a nadie. Fue por eso que cuando te fuiste me afectó tanto, y me recordó a cuando ella se fué. Antes de irse, me dijo que siempre fuera yo, y no cambie por nada del mundo. Creo que es por eso que sigo comportándome como un niño a veces. — Dijo, recostadose en la arena y suspirando mientras miraba al cielo. — ¿Tú qué?
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El rubio y la pelinegra estaban sentados en la arena de la orilla del mar. El ambiente estaba cargado de una tranquilidad y al mismo tiempo, había una calma cómoda entre ellos.
Ella tomó su vape rosa, llevándolo lentamente a sus labios mientras sus ojos turquesas se fijaban en los del rubio. Inhaló profundamente, llenando sus pulmones con el vapor aromático antes de exhalarlo suavemente.
Sin decir una palabra, se inclinó hacia él, sus rostros a escasos centímetros de distancia. Sus labios se encontraron en un beso suave pero apasionado. Mientras lo besaba, Karma exhaló el humo que había retenido en sus pulmones, pasando el vapor a Leighton con una sensualidad que hizo que su corazón latiera con fuerza.
Leighton, sorprendido, intentó seguir el juego, pero no estaba acostumbrado a la sensación del humo llenando su boca y garganta. De repente, comenzó a ahogarse, apartándose ligeramente mientras tosía con fuerza. Sus mejillas se sonrojaron mientras trataba de recuperar el aliento.
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Denada.