Sí, desde que tengo conocimiento, he reconocido esto como una maldición. Ya sabe, mi infancia se vio afectada por mis poderes y aunque al inicio odiaba esto, aprendí que me hacían más poderosa y comencé a usarlos. Digo lo mismo, señorita. Ansiaba poder conocerla, sus “hazañas” llegaron a mis oídos y fue imposible ignorar el gran impacto que usted tuvo.