Desesperada por escapar del conflicto y encontrar su propio camino, Francesca tomó una decisión drástica: abandonó su nombre de nacimiento y optó por ser conocida únicamente como Leandra, en un intento de separarse completamente de su pasado y de las expectativas familiares. Con este nuevo nombre, ella buscó anonimato y libertad.
Encontró refugio en el Shadow Hotel, un lugar enigmático conocido por ofrecer discreción a sus huéspedes más peculiares. El hotel, con su arquitectura gótica y ambiente sombrío, se convirtió en el santuario perfecto para Leandra. Aquí, en la penumbra de su nuevo hogar, intenta reconciliar sus dos identidades, lidiar con las sombras de su pasado y descubrir un nuevo propósito en su eternidad.