Salazar, Lorcan, tranquilo. No me pasó nada, estoy bien, estoy sana y salva, ¿me ves? En una pieza, estoy enterita. Tranquilízate, Lorcan, por favor. No quiero que te de un colapso de estrés, ¿si? Al menos, no por ahora. No me iré, te lo prometo, no te dejaría entre esta bola de mierdas, créeme.