¡Debiste ver tu cara! Siempre será un honor para mí el molestarte y hacerte bromas, ¿no es genial? No lo niegues que después te andas riendo conmigo y mi “fotocopia barata”, ¿cuál es la necesidad de llamarle así a Lysander? Él no tiene la culpa de nada, es inocente. Ah, no. Ese sombrero es sagrado para mí, alguien especial me lo regaló y no pienso dejarlo en manos de nadie más, será un objeto qué pasará de generación en generación con mis futuros hijos.