SoyRaekku

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# hasta aquí lo dejo y me salgo de la acc antes de ponerme a llorar.
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SoyRaekku

# las ceremonias donde los ímatakis son ofrecidos como sacrificio a menudo desembocan en el nacimiento de un dios: del río de sangre tanto de la criatura celestial como de sus almas, surge una pequeña perla traslúcida. esa perla, si se cuida por un lyunēka como es debido, puede resultar en una deidad recién nacida. 
          	  
          	  el alineamiento de la deidad se ve condicionado por la cantidad de almas putrefactas que ha ingerido el ímataki. 
          	  
          	  en la batalla de los nekronios con las dragomir, los ímatakis se mantuvieron o bien imparciales o del lado de los dioses, y muchos fueron encomendados a cuidar de aquellas dragomir que quedaron débiles y terminaron muriendo, o que fueron condenadas a vagar eternamente tras la maldición de un nekronio. 
          	  
          	  actualmente, se dedican tanto a la recolecta de almas como a intentar liberar a las dragomir de su aflicción. 
          	  
          	  ya hablaré mejor de raekku en concreto, pero en resumen; posee nueve colas e intenta alcanzar la décima para alcanzar cierto respeto y estatus social, aunque eso pueda costarle la muerte si es elegido o asignado a un dios que no desee mantenerlo con vida.
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SoyRaekku

# los ímatakis son felinos divinos creados por la orden celestial para vigilar a los seres que quedan en el limbo tras el toque de un nekronio, así como para registrar el paso de la vida a la muerte de muchas almas que llegan a su fin en este mundo. 
          	  
          	  estos seres están compuestos por dos cosas: sangre divina y sangre de los muertos. fueron dotados de cualidades felinas parecidos a los gatos porque en el mundo humano, estos son vistos como seres espirituales capaces de observar a los que han pasado a la otra orilla. 
          	  
          	  sus orejas son de un tamaño promedio, a diferencia de las de un bakeneko. son seres ágiles y con una vista espectácular, sobre todo para poder localizar a las almas en pena que quedan a la deriva tras la separación del cuerpo en el momento de su muerte. los ímatakis se alimentan de estas almas, y succionan el resto de la sangre que alguna vez compuso a esos seres vivos. 
          	  
          	  cada 100 almas que recogen tras su muerte, se suma una cola, pues dicen que el color rojizo en la punta de esta simboliza la sangre de los fallecidos. así, el número máximo de colas que un ímataki puede acumular son 10. a partir de las 1000 almas, el ímataki puede retirarse y es normalmente acogido por un dios, ya sea un máximo creador o un representante de la muerte. el dios es el que considera el futuro del ímataki; algunos mueren a manos de "castigos divinos", otros a causa de ceremonias donde la sangre del ímataki se ofrece a un nekronio a cambio de paz temporal, y otros se convierten en acompañantes o guardianes de creaciones divinas. 
          	  
          	  como se dedican a tratar con los muertos, no son seres dignos del contacto con cualquier otro ser divino: han de pedir permiso antes de acercarse a alguien, y a menudo sus colas son cortadas si se dedican a hacer de acompañantes o guardianes una vez alcanzada la mayoría de almas. es de creencia popular que sus colas, malditas con sangre ajena, pueden drenarte con solo un roce. 
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# las ceremonias donde los ímatakis son ofrecidos como sacrificio a menudo desembocan en el nacimiento de un dios: del río de sangre tanto de la criatura celestial como de sus almas, surge una pequeña perla traslúcida. esa perla, si se cuida por un lyunēka como es debido, puede resultar en una deidad recién nacida. 
            
            el alineamiento de la deidad se ve condicionado por la cantidad de almas putrefactas que ha ingerido el ímataki. 
            
            en la batalla de los nekronios con las dragomir, los ímatakis se mantuvieron o bien imparciales o del lado de los dioses, y muchos fueron encomendados a cuidar de aquellas dragomir que quedaron débiles y terminaron muriendo, o que fueron condenadas a vagar eternamente tras la maldición de un nekronio. 
            
            actualmente, se dedican tanto a la recolecta de almas como a intentar liberar a las dragomir de su aflicción. 
            
            ya hablaré mejor de raekku en concreto, pero en resumen; posee nueve colas e intenta alcanzar la décima para alcanzar cierto respeto y estatus social, aunque eso pueda costarle la muerte si es elegido o asignado a un dios que no desee mantenerlo con vida.
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# los ímatakis son felinos divinos creados por la orden celestial para vigilar a los seres que quedan en el limbo tras el toque de un nekronio, así como para registrar el paso de la vida a la muerte de muchas almas que llegan a su fin en este mundo. 
            
            estos seres están compuestos por dos cosas: sangre divina y sangre de los muertos. fueron dotados de cualidades felinas parecidos a los gatos porque en el mundo humano, estos son vistos como seres espirituales capaces de observar a los que han pasado a la otra orilla. 
            
            sus orejas son de un tamaño promedio, a diferencia de las de un bakeneko. son seres ágiles y con una vista espectácular, sobre todo para poder localizar a las almas en pena que quedan a la deriva tras la separación del cuerpo en el momento de su muerte. los ímatakis se alimentan de estas almas, y succionan el resto de la sangre que alguna vez compuso a esos seres vivos. 
            
            cada 100 almas que recogen tras su muerte, se suma una cola, pues dicen que el color rojizo en la punta de esta simboliza la sangre de los fallecidos. así, el número máximo de colas que un ímataki puede acumular son 10. a partir de las 1000 almas, el ímataki puede retirarse y es normalmente acogido por un dios, ya sea un máximo creador o un representante de la muerte. el dios es el que considera el futuro del ímataki; algunos mueren a manos de "castigos divinos", otros a causa de ceremonias donde la sangre del ímataki se ofrece a un nekronio a cambio de paz temporal, y otros se convierten en acompañantes o guardianes de creaciones divinas. 
            
            como se dedican a tratar con los muertos, no son seres dignos del contacto con cualquier otro ser divino: han de pedir permiso antes de acercarse a alguien, y a menudo sus colas son cortadas si se dedican a hacer de acompañantes o guardianes una vez alcanzada la mayoría de almas. es de creencia popular que sus colas, malditas con sangre ajena, pueden drenarte con solo un roce. 
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