Me gusta creer que te conozco mejor que nadie en esta escuela; incluso me atrevería a decir que mejor que tú mismo, Egie. Vaya, qué bueno que me lo dices. A partir de ahora procuraré tener ojos en la espalda para que no se te ocurra hacerme ninguna pasada. Me gustan las bromas, sí, pero solamente cuando yo soy la perpetradora. ¡No me retes, Regan Rosier! Créeme, cuando me propongo algo, lo cumplo, y que caigas rendido ante mí es uno de mis caprichos en este momento. ¿¡Declaración de amor!? ¿En serio me tomas como la típica que fastidia al chico que le gusta? Increíble, simplemente increíble. Ahora la que está ofendida y molesta soy yo.