En realidad, nada del otro mundo, no soy muy bueno con los detalles románticos, obtuve un poco de ayuda de una señorita especial. ─ Una sonrisita divertida se dibujó en el rostro del castaño, volteó la mirada hacía la chica, notando de inmediato sus mejillas teñidas de un bonito color carmesí, se veía realmente hermosa ante sus ojos. Acercó un poco su rostro hacía la contraria, dejando un suave y pequeño beso en una de las mejillas de su acompañante. ─ Es cierto, lo recuerdo muy bien, se podría decir que ese pastel es un símbolo que refleja nuestra gran relación, ¿No te parece?. Oh, me haces sentir realmente halagado, linda, me parece muy dulce que lo concideres así, aunque yo también pienso eso, todos los días a tu lado son realmente gratificantes y especiales. Me halagas, Rosie, pero lamento desacreditar tu teoría, este guapo cabellero que ves nunca tuvo suerte con las chicas, tú haz sido la única mujer además de mi madre a la cual he tenido así de cerca. Y por cierto, ese "No soy la gran cosa" es una completa mentira, por favor no vuelvas a usar esa frase, ya sabes que no me gusta que te desprecies de esa manera. Eres la mujer más bella en el mundo y eso no se discute.
