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/apretó los labios en una sutil mueca, al mismo tiempo que se disponía a escuchar al impropio. ladeó la cabeza, y con aquel gesto, denotó el creciente interés que despertaba en él el contrario.     ¿hasta matarlo? /repitió, y entonces, una risa amplia se reflejó en su rostro.     a mi no me podrías matar sin tocar mi gema del alma: mi magia es infinita, así que siempre y cuando no me convierta en bruja o no dañes mi gema... me mantendré con vida. dicho esto ¡me encantaría hacer un trato! ya le vendí mi alma a un alienígena sin esperar nada a cambio: me estás ofreciendo trabajar para mi ¡es una ganga! te ayudaré en todo lo que quieras, poder llamar "mío" a este gigantón parece ser un privilegio... así que, stanislav, es un placer. ¿cuáles son tus condiciones? te escucho.

¿eh? ¡ah, no, no! las brujas no son otra cosa que chicas mágicas cuya gema del alma ha sido reemplazada por una semilla del sufrimiento... así que, si quieres absorber algo de magia, creo que puedo serte de mayor utilidad yo ¡tengo magia inagotable! y tal vez así me ayudes a limpiar mi gema... /vaciló, momentos antes de fijarse mejor en su sonrisa y corresponder a la misma. bajó la mirada a su cola, curioso.      que interesante... ¡ah! mikaela, aunque puedes llamarme mika... o como gustes, realmente. 

de—dearg' olc... mhm... ¿y qué son los dearg' olc, eh? ¡ah! eso es fácil de responder: soy un "chico mágico", y me encargo de luchar contra ellas ¡así que si alguna vez te amenaza alguna, avísame! /acarició sus cuernos, con sumo interés en estos.     no te voy a negar que se vuelve algo tedioso... pero ahora mismo te veo a ti, y mi interés sube por si mismo.