Sus ojos negros brillaron más de lo habitual al presenciar la cercanía ajena, mientras, una cálida sonrisa se formaba en sus labios. —Y yo a ti, pero más a tus dulces besos. —murmuró en respuesta, y sus manos subieron al rostro de la contraria, tomándolas con suavidad, a la par que sus labios se unían a los de ella.