Me siento frente al papel como si me enfrentara a un juez implacable. El bolígrafo tiembla en mi mano, no por el peso, sino por el miedo. Un miedo que se enrosca en mi pecho y me susurra: "No eres bueno. Nunca lo serás." Lo peor es que no puedo refutarlo.

Cada vez que intento plasmar una idea, lo que surge es torpe, predecible, hueco. Las palabras que tanto admiro en otros escritores -esas que parecen bailar con gracia, creando mundos y emociones con una facilidad que casi duele- se me escapan como agua entre los dedos.

Detesto mi escritura. Detesto mi falta de creatividad, mi incapacidad para expresarme como deseo. Cada palabra que logro escribir parece un insulto al arte de narrar, una burla a mi propia aspiración de ser alguien digno de leer. Y cuanto más lo intento, más evidente se vuelve mi mediocridad.

A veces, la frustración es tan grande que no puedo ni acercarme a un lápiz. Lo veo ahí, inofensivo y pequeño, pero para mí se transforma en un arma que me apunta directo al ego. Tomarlo entre mis dedos es como iniciar un duelo que sé que voy a perder.

Entonces, renuncio. Me rindo antes de siquiera empezar. Las ganas de escribir se desvanecen, como si supieran que no vale la pena. Pienso en todos esos autores a quienes admiro y me digo: "Nunca serás como ellos. ¿Por qué sigues intentándolo?"

Y quizá tengan razón. Quizá no debería intentar más. Porque lo único peor que escribir algo terrible... es escribirlo sabiendo que no podré hacerlo mejor.
  • En algún lugar
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Takky_Goat Takky_Goat Mar 09, 2025 02:13AM
Estoy flipando
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