Tyr-the-God
Ya he terminado de leer la segunda parte del escrito de Mary Shelley, "Frankenstein or the morden Prometheus", y aunque mis ojos, inexpresivos y secos, son incapaces de mostrar sensación alguna, mi corazón llora en sentimientos de tristeza y compasión por la tragedia de la vida del monstruo de Frankenstein, y como paso de ser aquel ser inocente y de buenas intensiones, a un ser iracundo y vengativo