La guinda del pastel.
Un brochazo de oro a una ilusionante labor. Aunque si tenemos en cuenta que en los ingredientes se encuentra un trastorno maníaco depresivo, no tardaríamos en dictaminar que el conjunto nos sabe al exceso de la manía y la precariedad de la depresión. Todo ello aderezado con una trayectoria errática que quiere ser autopista. Enriquecido con la locura en términos de fragmentación de la propia identidad.
En torno a este último término se hilvana el mensaje que quiero lanzar.
La identidad, la saga Identidad, me ha ocupado largos años y alto porcentaje de mis resultados literarios.
En su cuarta y, de nuevo independiente entrega, hay un elemento que quiero resaltar sobremanera.
No se trata del mar en calma que, alucinógeno, en ocasiones se torna en furiosa tormenta.
Se trata de la escueta ristra de leales entre los leales que me han permitido llegar a escribir estas líneas.
El turno aterriza en esta ocasión tan especial sobre Litzy Martínez y su prólogo para La Cala: Perdida en la gran ciudad. Sobran, creo, todas las palabras que no confluyan en un profundo agradecimiento por todo el cariño sobre la obra y mi persona que he podido sentir por más ya de un curso. Por el análisis perseguidor de un énfasis que no discute con el mimo a la hora de leer y leerme.
Os invito a disfrutarlo tanto como yo.
https://www.wattpad.com/story/200021280-la-cala-perdida-en-la-gran-ciudad
¡Saludos!