Esta es la historia de una chica:
No puedo dormir, estoy sentada viendo las estrellas, contándolas, pensando en todas las estupideces que he hecho en mi corta vida, no puedo evitar sonreír al recordarte, recordar aquellos hermosos momentos, una lágrima recorre mi mejilla, lo que daría por volverte a ver, volverte a oír, poder abrazarte, lo que daría por poder estar junto a ti...
Pero eso no es posible, levantó la cabeza, mi mirada se centra en una estrella, era diferente, brillaba más que las demás, resplandecía, se hacía notar, como quisiera ser como esa estrella...
Miro a la luna, brilla mucho más que la estrella, desde aquí se ve más grande, tan brillante, unas nubes la tapan, y su brillo desaparece, empece a compararme con la luna, mi corazón se encogió, mis manos temblaban, me estremecí al recordarte, lo lejos que estabas, mi labio tembló, estaba temblando, no podía ver bien, estaba viendo borroso, al borde del abismo, a punto de llorar, lamentando todo lo que había sucedido
Me odiaba a mí misma, te odiaba a ti, odiaba todo de ti, tu forma de ser, de tratar a las personas, tu forma de expresarte, cuando hacías lo que te gustaba, envidiaba tu manera de sonreír, decías que tenía una bonita sonrisa, no he vuelto a sonreír, no de verdad, oculto mis sentimientos, oculto una parte de mi, te odio, odio todo de ti, odio haberme encariñado contigo, odio como sufrí ese día, odio como hiciste que llorara desde ese día
Pero a pesar de todo, entre mis lagrimas sonreí, y las nubes se alejaron, me di cuenta, que aunque nos habían separado, estabas demasiado cerca, porque al final... Mirábamos la misma luna