Sal hermoso sol, y mata de envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y orejiza porque vence tu hermosura cualquier ninfa de tu coro. Por eso se viste de amarillo color. ¡Que necio el que se arree con sus galas marchitas! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece! ¿Como podría yo decirla que es Señora de mi alma? Nada me dijo. Pero ¿que importa? Sus ojos hablarán, y yo responderé. ¡Pero que atrevimiento es el mio, si no me dijo nada! Los dos más hermosos luminares del cielo la suplican que les sustituya durante su ausencia. Si sus ojos resplandecieran como astros en el cielo, bastaría su luz para ahogar los restantes como el brillo del Sol mata el de una antorcha. ¡Tal torrente de luz brotaria de sus ojos, que haría despertar a las aves a media noche, y entonar su canción como si hubiese venido la aurora! Ahora pone la mano en la mejilla. ¿Quien pudiera tocarla como el guante que la cubre?
Se lo dedique a Arthur ;3