Hoy murió mí perrita suave, suavecita para los que la amábamos.
La rescatamos de la calle en un estado deplorable e hicimos lo mejor que pudimos para que mejore.
Ella tenía insuficiencia cardíaca, un soplo en el corazón que no permitía que su sangre bombeara con la rapidez que su cuerpo necesitaba por lo que al ir más despacio sus pulmones se llenaban de líquido. Por estos motivo ella no podía comer demasiado ya que su pancita se hinchaba y apretaba todavía más sus pulmones. Así que tenía anemia y desnutrición porque el veterinario nos dijo que no podía comer nada con sal ni demasiado grasoso. Tampoco podía hacer ningún tipo de actividad física que la agite.
Uno pensaría que una perrita de 10 meses en esas condiciones no puede ser feliz, pero ella lo era. Ella tomaba unos diez medicamentos diarios y nunca vi una mascota tan feliz de tener que tomar pastillas, pero así era ella, feliz y alegre todo el tiempo.
Hoy después de varios meses no pudo más y murió de enema pulmonar.
Solo vengo a hacer conciencia acerca de la adopción, más específicamente en casos como estos que involucran enfermedades y condiciones jodidas. Hay que tener valentía para adoptar una mascota con alguno de esos, porque a veces sabes que solo vas a poder tratar de darle amor por un tiempo para que se vaya lo más feliz que se pueda. Pero yo nunca me voy a arrepentir de haber adoptado a esa perrita flacucha que comía cáscara de papa en la basura de la calle, nunca me voy a arrepentir de llevarla a la playa y haya podido sacar la cabeza por la ventana del auto para sentir el vientito. Nunca Me voy a arrepentir de sacarla a jugar en la sombra de los ciruelos y ver cómo perseguía los frutos que se caían como una cazadora para comerselos
Y no les voy a mentir, duele un montón saber que ya no hay un hociquito pidiendo comida abajo de la mesa, pero puede hacerla muy feliz el tiempo que estuvimos juntas