me duelen los pies de caminar sobre mentiras.
me duele el torso de recibir tu rechazo.
y mis alas, rotas y cortadas suplican la clemencia de tu amor, pues las arrancaste sin piedad mientras te observaba por la lejanía.
y mis ojos brotan sangre con desespero por tí, como si mi razón de existir fuera tu merced.