Mi obra de Van Gogh
Me pintaste de «gilipollas» por ser la chica a la que jamás creíste con agallas de desafiarte.
Y yo te pinté de «idiota», por ver sólo mi piel.
Conmigo voy hasta el cielo, hasta cuando no me has creído capaz.
Te aseguro que si he caído, ha sido por mi, jamás por ti.
Caí en que no ibas a dolerme, pero cada tanto dueles.
Y he sabido que si no dolieses tanto, si la herida se hubiese ido, te habría olvidado.
Pero por estas heridas que me has dejado es que soy más fuerte.
Soy mi propia obra de
Van Gogh, en la que no me has mirado. Créeme, con mirarme me basta.
Me has roto y no se te ha movido un pelo por
arreglarme.
Pero me reparé sola. Y estoy igual de bonita
que antes.
Lucía Calu