- Le entregué el guante- susurró mientras tomaba aire.- le dije que se le había quedado entre mis cosas cuando fuimos a Oaxaca...

-¿Y que respondió ella?- pregunté con tranquilidad para no incomodarlo, mientras escuchaba un suspiro de su parte.

-"Tú sabes que yo no quiero nada así contigo"- pronuncio con lentitud, esa lentitud con la que leemos una palabra desconocida para nosotros, esa lentitud con la que tratas de asimilar un problema, lo suficientemente lento como para que yo pudiera comprender su dolor...y como lo había superado- Por un tiempo fui incapaz de deshacerme de el y lo llevaba conmigo a cualquier parte-continuó- Pero, después de que el tiempo me borro el dolor de su recuerdo,el guante dejo de importarme.

-Pero yo lo encontré dentro de tu mochila...- susurré, dejando inconclusa la frase.

- Lo sé- me afirmo, mientras imaginaba como sus perlas blancas se colaban en su rostro, formando unos pequeños hoyuelos- el guante ya no significaba tanto para mi y me olvide de sacarlo- pude escuchar como se le escapaba una pequeña risilla- por eso lo encontraste.

-¿Por qué me lo obsequiaste?- pregunte abruptamente.

-La razón es bastante obvia- respondió- aquel día que lo encontraste mientras husmeabas en mi mochila, pude ver como te brillaban los ojos, y como un cometa los atravesó fugaz, cuando te dije que podías tenerlo- mis mejillas se encendieron y una sonrisa surcó mi cara- Lo único en lo que pensaba en aquel momento, era en que tú le darías un mejor significado, uno muy hermoso, tan hermoso como la sonrisa que dibujaste en aquel hermoso lienzo carmesí, lleno de diminutas estrellas.

- Eso es...es bellísimo.

-Aunque, cuando te lo obsequié, lo hice mientras veía al guante como un símbolo de unidad entre nosotros- pronuncio con ternura, sus palabras eran dulces, como el sabor de un té con miel en un día de lluvia-Como un anillo de compromiso, con el que te pido, te quedes para siempre en mi vida.


- R. A. 💞