❝—Habían seis aves...—inició el relato, con la mirada perdida en algún punto fijo del lugar. —Tres estaban cubiertas por un plumaje rojo ceniza, con notorios tintes de un gris opaco; las otras tres eran de un tono más oscuro, casi como el negro azabache... —se quedó en silencio un momento, visualizando lo sucedido, reproduciendo una otra vez la continuidad de esa historia, casi podía sentir que había sido real, a pesar de que sabía muy bien que estaba lejos de serlo.
—¿Qué sucedió luego, Adara? —cuestionó, ganándose un suspiro de resignación por parte de la chica.
—Estaban muertas... L-las negras estaban muertas, pero luego miré de cerca y noté algo más...
—¿Qué notaste? —la impaciencia impregnaba su voz.
—Las rojas las habían asesinado. —finalizó, a la vez que escuchaba como un jadeo se escapaba de los labios de su acompañante. Y no era para menos, él mejor que nadie sabía lo que eso significaba, pero no se atrevía a decirlo en voz alta.
》Los tres caídos, serían el grito de despertar de aquellos que recién se levantaron.
Y aquellos a los borraron el camino, trazarían el sendero por el que nadie ha caminado.《
Habían encendido una llama y no notaron que se convirtió en un incendio.❞
[d r e a m]