Escribir ha formado parte de mi ADN desde siempre. Hay quién dice que, incluso antes de formular verbalmente palabras, iba por ahí con un lapiz y una hoja, escribiendo todo aquello que pasaba por mi cabeza. 



No me considero bueno. Ni siquiera considero que mi escritura actual esté raspando el aprobado. Siempre aprendo cosas nuevas y siempre estoy cambiando y mejorando mi forma de expresar mis ideas. Sobre todo, con cada nueva experiencia y cada nuevo año que se mete en el saco de mi edad. 



Para aquellos que se lo pregunten, nací un viernes de verano el 26 de Junio de 1998. Así que podéis hacer cuentas de cuántos veranos y cuántas primaveras van ya. Al menos, para mí.



Y, aunque todo el mundo hable de sus primaveras, mi estación del año preferida es el invierno. Aunque siempre ande de aquí para allá, recolectando gripes y resfriados. Porque, a pesar de lo que me encanta pasar frío y jugar con y en la nieve, soy propenso a enfermarme debido a un travieso sistema inmunológico que no parece salir de una y ya está metido en otra.



Aunque, eso, viene también de fábrica. Porque todo mi ser se mueve por aquella bendita ley de Murphy en la que no salgo de un problema y ya estoy metido de lleno en otro. Aunque soy todo lo contrario a lo que nos imaginamos en alguien problemático.



A fin de cuentas, me muevo por la cuerda del amor. Libre. Pues soy un alma solitaria que vaga por el mundo en busca de su príncipe azul que, alerta spoiler, parece estar reflejado en muchos heteros que se cruzan en mi camino y con los que jamás podría tener algo.



Experimentado en los corazones rotos y en las fantasías inalcanzables, os invito a adentraros a mis escrituras donde, con suerte, podréis seguir conociendo más de mí mismo, mientras yo continúo aprendiendo cosas nuevas sobre mí. ¿Te atreves?