ᵎ៸En las iglesias abandonadas, vírgenes tristes, pálidas imágenes, amadas sólo por las flores silvestres, lirios, pamporcinos, anémonas, retamas. Como incensarios rústicos y efímeros, separados o unidos en sencillas guirnaldas, esparcen su alma de flores quemando la vida en incienso impalpable
Se abre la puerta como de costumbre la abre tan sólo el viento, como si fuese la virgen quien la abriese con dulce impaciencia materna, anciana golpeada por el luto, olvidada en la desierta ruina esperando el regreso de gente de más allá del mar eternamente oscurecido por la tempestadᐠᰥ