Toco tu puerta una y otra vez.
No respondes.
Toc, toc.
Escucho ruido.
Estás ahí y no respondes.
¿Por qué me duele?
¿Por qué me siento vacía?
Sé que estás ahí.
Dime que me vaya o ábreme.
Haz algo, por favor.
No solo te quedes ahí, porque voy a esperarte.
Me duele, di algo.
Por favor, Dios. Que haga algo.