La mayor se encontraba lavando un par de verduras en la cocina mientras pensaba en ese tragico evento hacía un mes atrás; su preciada hermanita habia terminado en una fiesta universitaria en medio de una noche peligrosa, ese día pudo sentir el alma salir de su cuerpo y el miedo tan grande que tenía de perderla, quizás sus amigos eran mala influencia....?
— ming-ah, cómo estás? — saludó en un tono calmado — me hubieras avisado que venias, así preparaba algo, aiko está en la habitación — dijo quitandose los guantes y su delantal en disposición de servirle algo de beber.
Al mirar a su ahora sobrino a los ojos, ese pensamiento de hacía unos segundos pasó por su mente de nuevo; definitivamente no podía prohibirle las amistades a su hermanita, eran dulces y se notaba que la querían mucho, aunque fueran un poco desastrozos, al fin y al cabo eran niños traviesos y merecían disfrutar su corta vida aunque provocaran pequeños problemas, ya lo había hablado con su novio y tenía la razón.