buenas noches, caballero poseedor del lampo en sus perlas albinas. si llegásemos a fraternizar me sentiría con la dicha de llevar el título de amiga con todo lo que conlleva serlo, trataré de cuidar tu venusto existir y con una mínima presencia tuya me bastará para hacer práctica mi felicidad. entonces, cuéntame, ¿compartirías una vida cándida conmigo?