Hoy se cierra una etapa muy especial: Un semestre para cambiarlo todo ha llegado a su final.
Mientras escribo estas palabras, no puedo evitar sentir una mezcla de alegría, nostalgia y gratitud. Este libro me acompañó en días buenos y en días difíciles; me permitió crecer junto a Ana y Santiago, entender sus miedos, sus decisiones y, sobre todo, su forma de amar.
Pero quiero que sepan algo: aunque esta historia termina aquí, no es un adiós definitivo. Ana y Santiago aún tienen mucho por vivir, muchas páginas que compartir, y de una forma u otra… volverán.
Gracias por leer, por sentir conmigo, por dejar que estos personajes también formen parte de sus vidas.