Salgo a la montaña empinada de tierra fangosa y aire puro, cuando el sol comienza a descender entre el ocaso, instalo mi carpa de campamento, mis confidentes son los grillos que tocan serenatas a mi regazo, se frotan sus patas simulando que tienen un violín, yo tomo mi lapiz y libreta roja de hojas gastadas y juntos componemos los mejores versos que en realidad solo para mi y ellos lo son, de alma solitaria y poco vagabunda he sido, temeraria a los cambios, de naturaleza nerviosa y de pasos poco firmes, me protejo en la rutina, me protejo en el arte de no hacer nada más que escribir.
- Murcia Spain
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Story by Noche Luna
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Onirico bar
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