primero que nada, quisiera agradecerte una vez más por tus increíbles palabras y claramente, por tu cálida compañía en la noche anterior. no es mentira cuando menciono que eres uno de los tesoros más grandes que tengo actualmente y aprecio bastante el hecho de que me sigas aguantando hasta el día de hoy. por esa misma razón, vine a (tratar de) escribirte un pequeño escrito en el que te vuelvo a recordar que mi amor por ti logra superar cualquier límite en este mundo. si tuviera que explicarlo con simples palabras, podría describirlo como un amor sincero y proveniente de un hermoso cuento digno de los libros porque tuve la gracia y, me atrevo en decir, la buena suerte de conocer a una maravillosa persona como tú. nuestro cariño nació de lo más bonito, acogedor y también de una amistad que pretendía no sobrepasar aquella línea de lo amistoso, siendo ilusos por solamente vernos intercambiando un par de sonrisas y abrazos a pesar de lo rotos que estábamos por dentro. pero nos equivocamos, pues el destino tenía unos mejores planes para nosotros y prontamente te veía con otros ojos, como si finalmente era consciente de la atracción y el interés hacia tu persona. digo, ¿quién se imaginaria qué yo, la simple luna que ilumina las noches y acompaña a las personas en sus situaciones más desoladas, podría ser notado por el inmenso brillo del sol, alguien capaz de alegrar a alguien con su sola presencia? nadie tenía una respuesta para esa pregunta, sin embargo, pudimos construir una unión capaz de superar a cualquier otro existente una vez que nos acercamos y nos dimos el lujo de apreciar al otro cuando nos tuvimos en frente, un romance que comenzó en una situación prohibida y que continúa con la misma intensidad que la del principio. desde ese momento y sin pensarlo, te volviste mi luz más preciada y la razón por la cual continúo enfrentándome al mundo en busca de tu cuidado y de poder proteger tu corazón que anteriormente llegó a ser descuidado por unos mortales.