dulcemadnesssylv
Una vez fuí a un jardín, allí dos rosas muy hermosas se robaron mi atención, una lucia su vestidura de espinas finas acompañado de un aterciopelado bermellón en cada pétalo. La otra no muy distinta de su compañera, pues la unica diferencia era que no poseia espinas. Yo como sabía el daño que me haría con las espinas pase de largo y tome la rosa sin espinas, me daba esperanza y confianza, sabía que no me lastimaría. Para mi sorpresa la rosa que tomé no te lastimaba con sus espinas, pero te envenenaba con sus toxinas; aquellas que soltaba cuando afloraba en cada pétalo su perfume. Sylv.