Que rico era venir aquí en las mañanas, antes de salir al liceo y escribir recién despertada con la ayuda de un café estimulante. La vida era sin preocupaciones y yo tan ingenua de mi propia felicidad.
Que rico era venir aquí en las mañanas, antes de salir al liceo y escribir recién despertada con la ayuda de un café estimulante. La vida era sin preocupaciones y yo tan ingenua de mi propia felicidad.
Desgarrame el cuerpo y usalo como lienzo para pintar todas mis tragedias, pues no es más que cuando el cuerpo muere que el ser humano se percata, casi por inercia, que ya se fue. Ido. Sin tomarse en cuenta el alma, mi alma, la tuya, la de nosotros.
Dime, entonces desnúdame hasta los huesos y rompeme la carne, llenate de mi sangre y quemame para luego tirarme al mar.
Creeme que con todo eso y más nunca dejaré de sentir.