A pasos lentos se acercó a su alumno y una suave sonrisa en sus labios, algo atípico en él ya que solia ser un perro rabioso en toda la palabra; más aquella fiesta de tal temática que odiaba le ponía los pelos de punta y por ello deseaba divertirse un poco.─── hey, Danielle; ten, está sumamente delicioso está bebida.
Afirmó tendiendole un vasito de esos de plásticos descartables coloridos típicos de las fiestas, aunque tal bebida no era común y corriente, se había tomado la molestia de verter pociones diferentes en tales bebidas. Y justo ahora el vaso del joven se hallaba con una poción de “amor de verano”; si bebiera aquello, se enamoraría fugazmente de la última persona con la que estuvo.