Are you ready?…
—Me puedes tocar donde quieras —empieza a decir.
Y sabe que lo ha verbalizado en un doble sentido cuando su interlocutor levanta las dos cejas.
—Espera, no, quería decir que... no me importa que me toques, pero ¿podrías..., mmm, podrías lavarte las manos primero? No es que piense que las tienes sucias. Seguro que eres muy limpio. O sea, hueles a limpio, pero soy maniático con los gérmenes, y ¿podrías avisarme, quizá? Antes de tocarme, digo.