Los consoladores, forjados en el mejor plástico del continente, han sido afilados. Las tarifas, siempre accesibles para el cliente, ajustadas. Y los gatos parlantes de rastreo calibrados. Todo eso para lograr un simple cometido: Detener a Auro, un ilusionista que solo desea ganarse la vida con el más honesto de los trabajos.
Las honestas ficciones del proxeneta, ahora en mi perfil.