.-Viene la oscuridad, esa dura y fría oscuridad, aquella donde ni tu propia sombra te salva, te ves a través del espejo y no ves nada, solo miras a un chico roto y acabado en aquel frío invierno, con pequeños rizos en el cabello y unos ojos color miel entristecidos... Esas risas ya acabaron, esa felicidad ya no está, se esfumo entre la soledad y la única persona que lo puede salvar no existe en su vida. Tiene la mirada perdida, pensando en quien sabe que; puedes reír pero a la hora de llegar a tu hogar te cobras toda esa felicidad, dándole puños a la pared, tus nudillos están blancos y tus pupilas dilatadas, con ganas de llorar, sales de tu respectivo hogar y gritas fuerte ¡Quiero que todo esto acabe! Corres a un lugar donde nadie te encuentre, acabas perdido en un bosque y al lado hay un lago, te montas en el bote y, mientras el cielo esta gris, remas... Piensas en todo lo que ha pasado, en aquellas personas que te han fallado, la lluvia cae, levantas tu cabeza y sollozas, las tormentas te acompañan mientras estás enfurecido. Abres los ojos y te das cuenta que, ya nada es igual, que todo ha cambiado y en ese momento ya todo es diferente, te haz vuelto distante.