vane_ortega04

Hazar la arrastró hasta aquí con un pacto de sangre, tengo que sacarla de este lugar lo antes posible o los ángeles llamarán a la guerra - 
          - Ese idiota... en verdad lo hizo...- 
          - ¿De qué hablas?, ¿Sabes que planea Hazar? -
          - Sé de algo que me dijo hace un tiempo Rustem, él habla más seguido con Hazar...-
          - ¿Qué sabes? -
          - Hace un tiempo que Hazar te sigue a escondidas al mundo humano, dijo que tenía curiosidad por Anaciel -
          - Desgraciado... ni siquiera lo noté -
          - Pero de repente le surgió la loca idea de que esa ángel es la reencarnación de una mujer a la que él amo en el pasado...-
          - ¿Qué... dices?... tiene que ser una broma - dijo impactado Noré.
          - No es una broma, está totalmente convencido de ello. Incluso dijo que la única forma de saber quien era ella en su vida pasada era que un Espectro leyese su alma a través del espejo de la vida, y para eso debía traerla hasta aquí. Rustem trató de convencerlo de que traer un ángel al infierno era una locura, pero veo que no tuvo éxito -
          - Ah perdido la cabeza...-
          - Pero... y si resulta que tiene razón?...-
          - Eh? Que dices? -
          - ¿Y si es verdad que ella es esa persona del pasado?, ¿Qué harás? -
          Noré hizo un breve silencio y respondió - No me importa quien haya sido ella en su vida pasada, en esta vida es Anaciel, mi Anaciel. No dejaré que él haga lo que quiera con ella...-
          
          Y al mismo tiempo, en el palacio de Hazar...
          - Mire señor, el reflejo que ve en el espejo es ella en su vida anterior - dijo el Espectro mientras sostenía aquel espejo frente a Anaciel.
          - Lo sabía... lo supe desde el primer momento en que te vi... esos ojos son inolvidables para mi... eres tú... mi hermosa Anna...- le dijo Hazar a una perpleja Anaciel que miraba en su reflejo la imagen de una joven similar a ella...
          
          Continuará...

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Mientras tanto, en el tercer infierno, Noré había regresado a su propio palacio en busca de una espada que le había sido otorgada por su padre como guardián del infierno de la ira, al igual que a cada uno de sus hermanos. Cuando estaba a punto de marcharse con el arma, fue interceptado por Vittorio, cuarto príncipe y portador de La Pereza 
          - Vittorio, ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido Noré 
          - Vine a ver que es lo que está pasando, últimamente tú y Hazar han estado actuando extraño, pero hoy todo está revolucionado por aquí, díme que sucede -
          Noré a regañadientes respondió - Recuerdas que te hable de Anaciel?...-
          - Si -
          - 

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- Yo la traeré de vuelta - continuó Noré 
          - ¿Crees que confiaríamos en un Diablo?, debes estar bromeando -
          - Soy el único que puede ir y venir entre los reinos del infierno, aunque llamen a la guerra si no rompen el pacto de sangre no podrán sacarla de allí -
          - ¿Acaso te enfrentarás a tu propio hermano por un ángel? -
          - Yo enfrentaría a cualquiera por ella - dijo con determinación Noré.
          El guardián y el Diablo se miraron de forma desafiante por un momento mientras los rodeaba un silencio incómodo.
          - Señor Zarasel...- interrumpió en voz baja el ángel 
          - Tienes tres días para traerla aquí de vuelta, pasado ese lapso la guerra será inevitable - sentenció el guardián 
          - De acuerdo, yo me encargo - dijo por último Noré y desapareció.
          Zarasel se marchó para informar de lo sucedido a sus superiores y su decisión 
          - Es una locura... confiar el futuro de un arcángel en las manos de un Diablo...- se decía a si mismo.
          
          

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¿Dónde está Anaciel? - preguntó sin rodeos
          - ¡Eres tú de nuevo! - dijo indignado Zarasel - Tú deberías decirnoslo, ya que otro Diablo la raptó - continuó 
          - ¿Quién? - 
          - No lo conozco, pero dijo que había hecho un pacto de sangre con ella mediante una rosa, tenía el cabello blanco... - respondió el ángel más joven 
          - Cabello blanco... y una rosa dices?... entonces fue Hazar...- dijo impactado Noré 
          - ¿Hazar?, ¿Quién es? -  
          - Hazar, segundo príncipe del infierno. Otra bestia insaciable y portador del pecado de la Lujuria...Tu hermano mayor, ¿verdad? - dijo Zarasel.
          - Sí - afirmó Noré.
          - ¡¡Esto es inaceptable!!, raptar de esa forma a un ángel es una clara provocación a una guerra!! - exclamó el guardián 
          -  Vamos por ella señor Zarasel, salvemos a la señorita Anaciel - agregó el ángel 
          - Es inútil, si hizo un pacto de sangre no podrán sacarla de allí, su alma no pasará por las puertas del infierno - respondió Noré 
          - Pero... ¿Cómo es posible que haya arrastrado un alma viva al haberno?, él no debería tener poder sobre los vivos...- preguntó el ángel
          - No tiene poder sobre los vivos, pero mediante el pacto de sangre hace que esa alma sea su esclava y puede hacer lo que quiera con ella -
          - Que desagradable, sabía que a ese Diablo le gustaba llevarse a las mujeres hermosas pero desconocía la forma en que lo hacía... De todos modos no podemos quedarnos de brazos cruzados, iremos por ella - exclamó Zarasel 
          - 

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La noche siguiente Noré se demoraría un poco en llegar a su encuentro ya que había mandado a hacer un somnífero especial para así deshacerse del guardián. Mientras tanto en la tierra de los humanos, la joven ángel recorría el bosque disfrutando de las alegres melodías que provenían del pueblo, cuando de repente se encontró con una hermosa y solitaria rosa blanca que descansaba en las raíces de un árbol.
          - Que bella es....- comentó Anaciel quien la tomó entre sus manos, y en un mínimo descuido se hirió con una de sus espinas - Auch!... tiene demasiadas espinas para ser sólo una rosa...- se lamentó. Inexplicablemente ante sus ojos aquella flor cambió de color y se volvió completamente roja - Pero... ¿Qué sucede?...- se preguntó 
          - Jaja, ahora eres mía preciosa - irrumpió una voz desconocida, y de la oscuridad emergió un Diablo de cabello blanco eh imponente figura 
          - No puede ser... un Diablo... - susurró asustada. 
          - Anaciel cuidado!!! - reaccionó el guardián, pero el Diablo con un sólo movimiento inmovilizó su cuerpo
          - No intervengas... es inútil, ella acaba de hacer un pacto de sangre conmigo - sonrió él. 
          Anaciel estaba aterrorizada, apenas podía moverse, el Diablo se acercó a ella y con un chasquido de sus dedos hizo que aquella rosa se convirtiese en cadenas y grilletes que rodearon el cuello y manos de la joven ángel. 
          Tomó la cadena del cuello y mirándola a los ojos le dijo - Ahora eres mía - desapareciendo así ambos en el medio de la oscuridad. 
          Apenas se fue, el guardián recuperó la movilidad - No puede ser...- se dijo a si mismo y corrió a llamar a otro ángel.
          Al poco tiempo llegó Noré como un ave y al ver a aquellos dos ángeles discutiendo se sorprendió, ya que uno de ellos era Zarasel, el guardián a quien en aquella ocasión le había entregado a su amada. Pero de la sorpresa pasó a la desesperación cuando escuchó a uno de ellos decir - Un Diablo se la llevó, la engañó con una rosa blanca -, y ahí fue cuando decidió hacerse visible 
          

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- Tal vez debería darte un nombre, mmm... No... Nor... Noré!, es un lindo nombre aunque un poco extraño jeje - rio ella - A veces viene a mi cabeza, seguro debo haberlo leído en algún lado... bueno debo irme, pero seguro te veré de nuevo mañana - terminó mientras lo dejaba sujeto a una rama - Adiós pequeño - se despidió con una sonrisa y finalmente volvió al paraíso.
          Noré sintió que su corazón se detenía, necesitaba quedarse un momento quieto para ordenar sus pensamientos, ¿Era posible que Anaciel pudiese recordarlo?. Sentía como si estuviese a punto de tomar su mano pero por apenas unos centímetros no lo lograba.
           ¿Qué debía hacer ahora?, ¿Cómo podía presentarse nuevamente ante ella?, ¿Qué había cambiado en la situación?, ¿Podrían estar juntos?, todas esas preguntas giraban en su mente y lo llenaban de dudas. 
          La ansiedad trataba de arrastrarlo a la desesperación, pero él se esforzaba por no dejarse llevar.
           Necesitaba pensar claramente como acercarse a ella, distanciarla de la custodia y, llegado el caso en que no lo recordase, enamorarla de nuevo. Escucharla decir su nombre lo había llenado de nostalgia y deseos, de esperanzas de tenerla de nuevo.
          Pero lo que nunca imaginó es que alguien seguía sus pasos en las sombras...
          

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          "El Ángel que bailaba con el Diablo"
                                 * Parte 
                          
                      "Recuerdos en el Infierno" 
          
          Cuatro estaciones pasaron desde aquel trágico día en que Anaciel y Noré tuvieron que separarse, sin embargo el joven Diablo continuó visitando en secreto a su amada, manteniendo así inamovibles sus sentimientos por ella.
          Anaciel seguía siendo celosamente custodiada por un guardián, ya que aún era una firme candidata a suceder a un arcángel.
          Cientos de veces Noré se preguntó cuando sería el momento indicado para volver a aparecer ante ella, y a veces en ocasiones en que la desesperación por tocarla lo invadía, se arrepentía de haber borrado sus recuerdos. Ya que en todo ese tiempo nunca vio una mínima señal de que ellos volviesen.
          Hasta una noche qué, una vez más, él la vistió en su forma de ave...
          - Oh!, tú de nuevo...- comentó Anaciel mientras lo tomaba entre sus manos - Siempre estás aquí, sería extraño ya no verte... eres como una compañía para mi...- lo acarició - me siento un poco extraña hablando con un ave - sonrió ella.
          Se sentó en las raíces de un árbol a admirar las luces lejanas del pueblo, y entre suspiros continuó - Me gusta venir aquí, pero también me hace sentir sola...
          A veces siento que estoy buscando algo que perdí en este lugar... pero ni siquiera sé que es... sólo es una sensación... -
          Noré estaba sorprendido, era la primera vez en todo ese tiempo que la oía pensar en voz alta.
          -