Bajo las luces suaves de aquellas lumínicas velas, alzó su vista a los papeles y planos que yacían abandonados sobre su mesa de trabajo; sus ojos rojos, cual dos abismos sangrientos fueron atenuados por la mica de sus lentes oscuros; con aburrimiento. Sus hermosos ojos rojos se entrecerreraron, mientras eran tachadas palabras que yacían escritas en aquellos amarillentos papeles de trabajo.
Ignorando el tintineo de la puerta, no alzó su mirada ante la imprevista presencia, ignorante de las necesidades ajenas, no se digno nisiqueira en ofrecerle una taza de té de cortesía... O más bien, sangre.
─────Es raro que tenga visitas a esta hora de la madrugada──su característico jubilo no estaba presente, tampoco la locura que solía dominar su vida; parecía... Extrañamente lúcido en aquella solitaria y fría noche──, o más bien. Es extraño que tenga una visita tuya en general.
Con cuidado. Dejo la punta de su pluma sobre aquel frasco de tinta china que se tambaleaba precariamente de su mesa, su entrecejo se frunció, al silencio de aquella habitación──Ustedes, los mosquitos, son más molestos de lo que pueden siquiera pensar──se mofo. Removiendo sus lentes oscuros de su rostro, reveló por primera vez al mundo aquellos ojos rojos cual la sangre coagulada, oscura y sucia──, pero eso es lo divertido de ustedes~ Viven una vida cual payasos de circo, un entretenimiento para las masas, en realidad.