Déjeme decirle apuesto hombre de elocuente pensamiento que usted no tiene nada magnífico y mucho menos nada diferente a los demás, no eres lo que busco y tampoco lo que no encuentro.
Usted hombre de muchas palabras y pocas acciones es el protagonista de una corta historia de tan solo cinco capítulos, treinta páginas escritas con su ridículo nombre y un título resumido en nueve letras del abecedario.
Permitame seguirle comentando caballero sin cojones que no quiero que se le vaya a caer el teatro que tan mala función está entregando, con unos libretos repetidos como el nombre de la orquesta cada que introduce su fiesta, actores de mala muerte como aquel borrachín que hay en ti, tan poco cómoda silletería que no te puedes quedar a admirar el show de mala justicia y lo peor es esa horrorosa voz que introduce la historia con su intento de sonar entretenido e interesante.
Señor desastre artificial espero terminar de escuchar su historia, admirar su teatro que con tanta idiotez se encargó de crear y no volver a inmiscuirme en ese maravilloso mundo algunos metros más cerca del cielo.
