labrujadel17

Hace 10 años apenas comenzaba a leer James Potter y la encrucijada de los mayores, que aunque en realidad fue un fanfic, fue uno muy bien escrito. Seguí leyendo otros libros, otras sagas y autores. Comencé un club de lectura en la secundaria que fue un desastre pero fue el espacio donde compartí el gusto por leer. Escribí historias en Wattpad que me hicieron sentir parte de una comunidad donde por primera vez sentí que era tomada en serio y que alguien me entendía (historias cuya publicación anulé porque siempre fui exigente conmigo misma y conforme crecía, más inconforme me sentía con ellas).
          	Y ahora tengo el gusto de ser maestra de Literatura. Espero que sea un espacio donde otras chicas y chicos se sientan incluidos y puedan ser ellos mismos. Que encuentren en la literatura ese espacio seguro que yo encontré.

Anavel-Qi

@labrujadel17 Felicidades, we :D
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labrujadel17

Hace 10 años apenas comenzaba a leer James Potter y la encrucijada de los mayores, que aunque en realidad fue un fanfic, fue uno muy bien escrito. Seguí leyendo otros libros, otras sagas y autores. Comencé un club de lectura en la secundaria que fue un desastre pero fue el espacio donde compartí el gusto por leer. Escribí historias en Wattpad que me hicieron sentir parte de una comunidad donde por primera vez sentí que era tomada en serio y que alguien me entendía (historias cuya publicación anulé porque siempre fui exigente conmigo misma y conforme crecía, más inconforme me sentía con ellas).
          Y ahora tengo el gusto de ser maestra de Literatura. Espero que sea un espacio donde otras chicas y chicos se sientan incluidos y puedan ser ellos mismos. Que encuentren en la literatura ese espacio seguro que yo encontré.

Anavel-Qi

@labrujadel17 Felicidades, we :D
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labrujadel17

Leyendo las cosas que solía pensar y sentir hace unos años, veo la terrible magnitud de lo que he crecido y cambiado. Hay cosas de las que me arrepiento de haber hecho, y otras de las que me arrepiento de haber abandonado. Pensar en el futuro solía ser una probadita de las ilusiones que la juventud cree posibles. Ahora la pregunta que se repite una y otra vez es si algún día seré capaz de comerme el mundo como lo imaginaba mientras escribía y escribía en esta plataforma.
          
          Nunca nadie menciona lo mucho que dolerá crecer para no lograr reconocerte jamás.
          
          No me he rendido. No pienso dejarme caer así porque la niña que fui una vez no se lo merece. Sólo hay días donde todo se siente demasiado grande y yo demasiado pequeña para afrontarlo.

labrujadel17

Dos hojas caen al unísono sobre dos charcos… De ese lado, el charco es de agua en un día lluvioso cuyas gotas caen sobre el impermeable de una mujer casi al mismo ritmo del repiqueteo de sus pasos; de este lado, es un charco de aceite bajo el coche estacionado de un hombre que maldice entre dientes.
          Ambos con sudor sobre la frente y una arruga entre las cejas, portafolio en mano, cabello negro como la noche y ojos que expresan frustración. Un reloj marcando las 07:03 en la muñeca izquierda de cada coordinador académico les saca otra exclamación escandalizada por el retardo.
          Obviamente, ni Gerardo ni Diana tolerarían cometer el mismo acto que tantas veces han reprobado en los docentes bajo su supervisión. Vestidos por completo de prendas de vestir a medio luto, se convierten en los mensajeros de la muerte más placentera a su paso por los pasillos de la universidad, helando la misma sangre que corre directo al rostro de la personas que admiran su distinguida apariencia. Inevitable no saltarse un latido y soltar un respiro en el proceso.
          Pero por más que Gerardo y Diana caminan —o más bien, trotan— codo con codo, no se percatan de la presencia del otro, que permenece invisible y lejana para sus sentidos, hasta que un gato peludo se interpone en su camino y arquea el lomo con el pelaje erizado mostrando los colmillitos… Demasiado repentino para detener la carrera sin perder el equilibrio.
          De repente, ha parado la lluvia en el preciso momento que se oye un golpe en seco de tacones y portafolios contra el suelo.
          —¡Ay…! —chilla Diana, con la zapatilla fuera del talón y el cuerpo contorsionado en una elegante runa sobre la ciruela pasa que se ha vuelto el traje de Geras: «Aparte de llegar tarde, llegaría sucio».
          El impacto aún duele en la nuca del hombre y puede que el golpe le esté desenfocando la vista, porque cuando alza la mirada, se encuentra un rostro que creyó que jamás volvería a ver.
          Con un hilo de voz, se pregunta:
          —¿Ivonne?

labrujadel17

Plot twist: los coordinadores en los que se basa ese fragmento terminaron casados y con una bella hija.
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labrujadel17

Diana no reconoce el nombre, pero la manera en que el hombre la mira la hace sentir extraña, como si hubiera visto esos mismos ojos una y otra vez en el pasado, pero sin saber dónde o en qué circunstancia. Aún así, estaba segura que no sería en medio del pasillo del Centro de Lenguas de la Universidad del Valle de Jacarandas. Se levanta y murmura una disculpa, dejando ahí a Gerardo con más de una pregunta en la punta de la lengua. Pero su reloj marca las 07:10 y por supuesto que recuperar esos diez minutos perdidos era prioridad… mucho más que cualquier mujer que evocara una serie de escenarios imposibles en su mente realista.
            
            Qué sorpresa se llevaría al saber las realidades que este suceso desencadenaría... Así que tomó su portafolios y se dirigió a la primera clase de Lengua del día. «Ojalá no se encuentre ningún docente en el camino, o no dejarían de echarle en cara que por primera vez, el Coordinador de la Academia de Lenguas Modernas llegó tarde al trabajo»
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labrujadel17

Hoy es una fresca noche de primavera, aunque en una ciudad como esta, la sensación se siente de la manera en que el verano alienta el silbido de los grillos a medianoche en otra región más al sur. Allá donde mis latidos se detuvieron y se sintonizaron con los de otra criatura. Allá donde mi corazón latió al ritmo del suyo porque ya no me pertenecería jamás.
          
          Hoy llueve sin que una gota salpique el asfalto. Nieva mientras el sol calienta el hormigón. En el más largo silencio, el claxon de un camión me hizo retroceder un paso, exaltada. Pero luego recuerdo que no hay dolor que pueda sentir ni herida por la que pueda ser victimizada.
          
          Ya no más.
          
          Nací a la luz de la noche, cuando la luna estuvo en su punto más alto y el viento olió a sangre. El nacimiento en un mundo donde la noche es amarilla y el día se torna gris. Repiqueteo constante de un reloj ajeno. Quietud en el movimiento frenético de la existencia y un punto rojo justo en medio de una pulcra hoja de papel cuyo tacto se desdobla en un delirio.